El ser humano es tonto por naturaleza. Evidentemente eso lo sabemos todos. Y yo no me he dado cuento precisamente hoy. Lo que ocurre que tengo un caso muy cercano que demuestra, una vez más, a donde podemos llegar con nuestras manías y con nuestra prepotencia que nos caracteriza.
Me explico. Cuando empezamos a sentirnos mal solemos acudir a nuestro medico de turno para que nos haga el paripé y nos recete cualquier mierda química para reducir o incluso eliminar el mal que tanto nos preocupa. En ocasiones la basura que nos dan de verdad nos ayuda aliviar los dolores… hasta que nuestro cuerpo se acostumbra a ellos y pierden todo efecto positivo. Pero también hay que decir que otras muchas veces nos inflan a pastillas, jarabes y cremas compuestos por elementos altamente tóxicos para el cuerpo sin obtener ninguna mejora.
Si, estando enfermos, observamos que no hay mejora muchas veces optamos por consultar a otro profesional de la medicina. Curiosamente este también nos receta productos varios cuya composición, ya al leerla, nos provoca cagalera.
Si nuevamente no vemos mejora decidimos acudir a otro profesional. En esta ocasión nos da igual que esté a 5, 150 o 600 kilómetros de nuestro domicilio. Parece ser que cuanto mayor sea la distancia mejor serán los resultados. Nuevamente nos encontramos con que la solución que nos dan es un fracaso.
Nos encontramos en ese momento ante una gigantesca bolsa de plástico con una infinidad de cremas y pastillas – muchas de ellas con cortisona – que le quitan el hipo a cualquiera que tenga un poco de idea sobre el tema. Si sumamos lo que hemos gastado en basura química, consultas, peajes, gasolina, desgaste de coche, comidas fuera de casa y el riesgo de tener que desplazarte tantas y tantas veces, observamos que el importe es considerable.
Es entonces cuando nos pasa por la cabeza la posibilidad de acudir a alguien que nos pueda ayudar con medicina alternativa. Yo no soy precisamente un entendido de la materia y conozco pocas alternativas naturales: pastillas, cremas y cápsulas de aceites naturales procedentes de flores varias, acupuntura, aroma terapia…
El otro día comentaba el inconveniente que preocupa en María y la gran incógnita de saber de donde procede.
Finalmente y tras haber ocurrido lo que previamente he relatado hemos optado por otras dos alternativas:
- Acupuntura:
- Prueba de VEGA para conocer la intolerancia hacia ciertos alimentos.
Respecto al primer punto no hay mucho que contar. Aún. Es un proceso lento y a día de hoy no hemos observado ningún resultado considerable.
Respecto al segundo punto recalcar que ella ha mostrador sufrir intolerancia ha todo lo que afecta a la ternera (leche de vaca y sus derivados, carne de ternera…) y a la carne de cerdo (y derivados). Así mismo tiene intolerancia a la piña, al kiwi, al vodka, al colorante amarilla, a la coca cola y otras cosas de menor importancia.
Según informa la persona que realiza la prueba (indolora, por cierto), todas las personas sufren intolerancia a ciertos alimentos o productos. Normalmente depende también del grupo sanguíneo para tener una ligera idea de lo que debemos comer.. Se trata de cambiar nuestros hábitos a la hora de comer para conseguir un mejor estado de salud y por lo tanto mejor calidad de vida.
María lleva dos semanas renunciando a los alimentos a los cuales sufre intolerancia y a día de hoy ha adelgazado 2 kilos. Ahora falta saber si también le ayuda en el tema de la alergia. Según indican los profesionales, ahora tocaría que le vuelva a brotar la alergia como resultado de que el cuerpo intenta expulsar todo lo que le hace mal.
Existe una forma muy sencilla para saber si tu sufres intolerancia a algún alimento, producto de limpieza, crema…
Pero eso ya os lo contaré en otra entrada.
He dicho.
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